Por estos días, la atención de todos está centrada en el conflicto entre Rusia y Ucrania; un conflicto que si bien no es nuevo, se agudizó a finales de febrero de este año cuando el gobierno de Putin optó por la invasión militar del territorio ucraniano con la excusa de proteger a la población rusa que habita en este país, pero violando el derecho internacional en materia de autodeterminación y autonomía de los pueblos. ¿Cómo entender mejor lo que está pasando?
Para tratar de explicar cómo se gestó el conflicto actual, hay que entender que parte de la población ucraniana se considera de origen ruso y busca preservar sus tradiciones e idioma. Esto se ha traducido en un país dividido, con regiones afines al actual gobierno que defienden la independencia y soberanía de Ucrania y otras que están en favor de que el país estreche sus relaciones y selle su adhesión a Rusia.
Estas diferencias han desencadenado enfrentamientos entre grupos separatistas y el ejercito ucraniano, los cuales se han concentrados en el este de Ucrania, en las regiones de Donetsk y Lugansk, territorio fronterizo conocido como el Dombás. Ambas regiones de mayorías pro Rusia buscan su independencia del gobierno de Ucrania; siguiendo los pasos de la península de Crimea, que a través de un cuestionado referendo en 2014, eligió su anexión al país europeo. Estos movimientos separatistas no han estado exentos de controversias, ya que buena parte de la comunidad internacional coincide en que han sido infiltrados desde Rusia para que respondan a los intereses del gobierno de Vladimir Putin.
En el caso de las elecciones realizadas en Crimea, estas fueron declaradas ilegales por la ONU porque no existe constancia de que hayan sido transparentes y sin intervenciones, como se esperaría en un proceso democrático.
Lo expuesto de manera extremadamente simplificada explica en buena parte las razones del actual conflicto. Sin embargo, la pregunta que todo nos hacemos es ¿cómo un conflicto que parecía solo entre dos países limítrofes tiene tensionado al mundo entero? La respuesta a este interrogante tiene que ver, principalmente, con la ubicación estratégica de Ucrania. Este país se encuentra en medio de dos grandes bloques que ostentan un gran poderío político y militar, pero que tienen intereses contrapuestos. Ambos bloques, buscan evitar a toda costa que su enemigo se fortalezca y tenga la posibilidad de instalar fuerzas militares cerca de sus fronteras.
Al occidente de Ucrania se encuentra la Unión Europea que reúne a varios países miembros de la OTAN; al este, se encuentra Rusia con todo su poderío nuclear y un gobierno enfocado en aumentar su área de influencia política, que ve en la OTAN una amenaza permanente.
El actual gobierno de Ucrania en cabeza de su presidente Volodímir Zelenski se ha declarado desde su inicio “Europeísta” y ha adelantado gestiones para que el país sea miembro de la OTAN y la Unión Europea. Lo anterior va en contra de los intereses del gobierno de Putin, quien acusa incumplimiento de los acuerdos referentes a la no expansión de la OTAN.
Hasta el momento, Ucrania no es hace parte de la UE o de la OTAN, por ende, los países miembros no tienen injerencia directa en este conflicto, ni tienen obligación de intervenir militarmente en defensa de Ucrania. Sin embargo, los países de occidente no han quedado indiferentes ante la invasión rusa y han entregado su respaldo y apoyo al gobierno de Zelenski. Al tiempo, estos también trabajan de manera coordinada y sistemática en la imposición de sanciones, principalmente de carácter económico, a Rusia para presionar una salida negociada al conflicto.
Hasta el momento, Ucrania y Rusia han mantenido varias rondas de conversaciones sobre acuerdos de corredores humanitarios para civiles, que, desafortunadamente, no han sido exitosas en su práctica. “Hemos discutido a fondo tres puntos: militar, internacional y humanitario. Y el tercero es un asunto de una futura regulación política del conflicto. Ambas posiciones son claras y están escritas. Conseguimos ponernos de acuerdo en algunos de ellos, pero lo clave que hemos acordado hoy fue una cuestión de rescate de civiles que se encontraban en una zona de choque militar”, dijo Vladimir Medinsky, ex Ministro de Cultura de la Federación Rusa, a los medios.
El mundo seguirá atento de las acciones de estas dos naciones con la esperanza que el antiguo status quo se respete.