Desde que tengo uso de razón he estado acostumbrada a mantener relaciones a distancia. No necesariamente de pareja, pero con mi madre, por ejemplo, siempre tuve una relación telefónica hasta que finalmente pude convivir con cuando me mudé a Italia y sucesivamente en los últimos 13 años con mis abuelitos. Querer de lejos; me han entrenado para eso.
El secreto para mantener una relación sana:
A los 14 tuve un amigo al que quería mucho, sin embargo, y debido a mi espontanea ida a Italia, surgió una relación a distancia. Las horas de diferencia eran 7, mientras yo me levantaba para ir a estudiar él se iba a acostar y era el único momento en el que podíamos escribirnos. Llamadas una vez a la semana, muchas fotos de lo que hacíamos y veíamos. En el 2009 aun no existía WhatsApp así que nuestra única red social era Facebook. Recuerdo gastarme los datos super rápido por ello. Éramos muy jóvenes, pero tuve esta situación por algunos meses. Crecimos y entendimos que no iba para más. Decidí vivir mi vida con corazón y cabeza en donde realmente estaba.
Durante el año 2017, cuando decidí mudarme a Ámsterdam tuve un compromiso serio, mi pareja en ese entonces era italiana, pero él no viajaba mucho y la idea de mudarse a una aventura conmigo no era ni siquiera una opción. Nunca habíamos estado lejos por más de 3 días. Fue así que una relación de 3 años termino con un mensaje de texto de su parte. La relación a distancia duró 4 semanas. Siendo una persona a la que le gusta viajar y encontrando siempre personas que querían algo más “estable” me quedó claro que las relaciones a distancia no eran para mí. Por aproximadamente 2 años mi vida amorosa fue típica de una chica de 25 años en una gran ciudad y con mucha diversión de por medio.
Ya no quería conocer a más personas, dejaba Ámsterdam en 4 meses y no quería socializar más con posibles relaciones. En un momento, y de puro aburrimiento vi los mensajes que tenía en una aplicación que usaba. Thijs; cabello claro, 1.78, Técnico Hidráulico, ojos celestes. Parecía una de esas personas buenas a primera vista. Me había dejado su número de teléfono después de haberme escrito algunas veces, pero sin respuesta. Guardé el número y alguna captura de su perfil y cerré la aplicación. A la semana siguiente seguía pensando en invitarlo a salir, le escribí y empezamos conocernos un poco más hasta nos citamos después del trabajo. Recuerdo a mitad de camino que me pregunté ¿Por qué estás haciendo esto Fiorella? Nos conocimos y salimos durante los últimos 4 meses que me quedaba en Ámsterdam, pero poniendo siempre en claro que me iba y que no sabía cuándo volvería.
Me fui a Perú, planifiqué estar 8 meses por allá. Encontré el trabajo de mis sueños, mi vida era perfecta hasta que me llega un mensaje de Thijs, había comprado un boleto de avión, llegaría en 1 mes. Conoció a mis padres, mi país, yo estaba en las nubes, hasta que se tuvo que ir.
Caí en una fuerte depresión. Thijs había llegado a mi vida para quedarse de algún modo, pero no sabía cuál. Nos llamábamos casi a diario, las 7 horas de diferencia eran pesadas. Necesitábamos organizarnos, pero no estábamos hecho para ello. Yo tenía 25 años, él 31. Vivíamos diferentes fases en nuestra vida y no las podíamos compartir juntos. Fue un choque muy grande. Finalmente rompimos por aproximadamente 6 meses.
Volví a Italia en los meses sucesivos y aun hablábamos. Esa ruptura me cambio mucho, casi todo en mí. Me di cuenta de que había dado mucho más de lo que estaba a mi alcance en esa relación, que me había descuidado pensando en la idea de mantener una diferencia de vidas muy grande, a distancia. Me enfoqué en mí y puse mi vida en mis manos por tercera vez. Aun hablábamos, pero mi mentalidad era distinta. Thijs me pidió postular a la visa que me permitiría vivir junto a él. No la acepté. Decidí optar por mi ciudadanía italiana y esperar por ella en Italia, no tenía prisa.
Coincidimos en un viaje juntos para volver a vernos y saber de nosotros, fue flechazo. Ambos habíamos cambiado mucho, estábamos más seguros de nosotros mismos, ambos lo percibimos y creemos que fue eso lo que nos volvió a enamorar. Entendimos que para poder mantener una relación a distancia se deben mantener ciertas estrategias de comunicación para no rendirse, sin embargo, lo primordial está en cada uno de nosotros. Seguridad, respeto y amor en ti primero para poder amar a alguien más.
Han pasado 4 años, hemos mantenido una sana y fuerte relación a distancia Ámsterdam – Milán. Construimos también una casa juntos, me mudo definitivamente.