Cada 8 de agosto, hace 371 años, la ciudad de Augsburgo en Baviera se paraliza. Las tiendas, los negocios, los supermercados, las fábricas cierran por un día, es feriado y por lo tanto un día de reflexión y celebración. El Festival de la Paz (Friedenfest) es un festejo único en toda Alemania.
Sus orígenes se remontan a la guerra de los Treinta Años, un conflicto político-religioso entre Estados partidarios de la Reforma y la contrarreforma dentro del Sacro Imperio germánico, el conflicto inicialmente con tintes religiosos escaló exponencialmente hasta convertirse lamentablemente en una guerra general por toda Europa. En el Augsburgo de esa época, al igual que hoy, convivían en armonía católicos y protestantes, las nuevas medidas impuestas por el emperador católico Fernando II exigían que aquella persona que no profesaba la religión católica debía olvidar su fe y entregarse al catolicismo. A los protestantes de la ciudad de Augsburgo se les prohibió practicar su fe un 8 de agosto de 1629.
Foto: Carla Orona
El Festival de la Paz se instauró un 8 de agosto de 1650 y se reconoce como día festivo desde 1950; celebrándose anualmente desde entonces, con las únicas excepciones en los años de guerra de 1942 y 1944. Dado que el Festival de la Paz sólo es feriado en la ciudad de Augsburgo, la ciudad ocupa el podio con la mayor cantidad de feriados por año en Alemania.
Actualmente, los habitantes de la ciudad nativa de Bertolt Brecht se reúnen en la plaza principal, ubicada enfrente del majestuoso y renacentista ayuntamiento para celebrar la Paz. ¿Qué es lo que está pasando?, ¿por qué hay una larga mesa en la plaza?, ¿y por qué las autoridades religiosas y políticas están allí sentadas junto a los habitantes? Es la gran mesa de la Paz y es la forma en que Augsburgo celebra el Festival de la Paz. Ciudadanos sentados en un largo tablón, compartiendo el pan y las bebidas que provee la ciudad o que ellos mismos han traído para compartir; hablan de sus vidas; comparten experiencias y se relacionan en armonía con otras culturas.
Fue un gran reconocimiento cuando en diciembre de 2018, el Festival de la Paz fue incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
A destacar es que cada 8 de agosto se celebran servicios ecuménicos en las iglesias de la ciudad. Desde 1985, y cada tres años, la ciudad de Augsburgo, junto con la Iglesia Evangélica Luterana de Baviera, otorga el premio del Festival de la Paz de Augsburgo. El premio, una suma de 12.500 euros, rinde homenaje a personalidades que han sobresalido por animar la convivencia tolerante y pacífica de culturas y religiones.
Debido a la pandemia del coronavirus, el programa de este año pasa a ser un poco más reducido de lo habitual. En particular, se cancela la gran mesa de la paz, en la que los ciudadanos comparten alimentos y bebidas que han traído consigo a la plaza del ayuntamiento. Si bien las celebraciones de este año serán pequeñas, eso no significa que a lo largo de la ciudad de Augsburgo no haya exposiciones, conciertos, obras de teatro, debates y hasta picnics.
El lema de este año será: “fürsorge”, que en español podemos traducirlo como cuidado. El cuidado por el otro, por la familia, amigos o desconocidos. Estar allí para ellos, sin importar raza, religión ni color. Cuidar el bienestar del otro, por el hecho que es mi prójimo.
No dudes en visitar Augsburgo, la ciudad con más feriados de Alemania.