Si bien para unos, ‘Latino’ es el que baila salsa, merengue, tango o reggaetón. Para otros, ‘Latino’ es el que disfruta de la vida sexual, cultural y social, toma tapitas y/o trabaja poco. Ante cualquier de estas conductas se le justifica como: “ahh, es que es latino”. Pero, ¿por qué es esto?
¿Cómo reconoces a un latino? Hace un par de años, en uno de mis viajes a Grecia, entré a una tienda de Souvenirs. La tienda estaba vacía, era bastante amplia y sonaba en el fondo música griega. Después de un rato de estar curioseando sola en la tienda, comenzó a sonar una salsa de fondo. Automáticamente (como buena latina), de forma espontánea, mis pies comenzaron a moverse al son de la música.“
Mientras seguía absorta en encontrar lo que andaba buscando, paró la música y el chico que estaba en la caja me dice con un acento argentino, “Che, yo sabía que eras latina. Apenas cambié la música te comenzaste a mover”.
El término ‘latino’ se utiliza para referirse a las personas de Latinoamérica. Este se basa en el concepto ambiguo de Latinoamérica que abarca a los hablantes de algún idioma romance, es decir, procedente del latín, como el español. Graciosamente, el término “Latinoamérica” lo acuño un esbirro de Napoleón III a modo de arma propagandística para devaluar la influencia española aunque la palabra ‘Latino’, en sí, es un adjetivo que proviene del vocablo latinus refiriéndose a aquél o aquello que es natural de los pueblos que hablan lenguas derivadas del latín.
Sin embargo, el latín era la lengua de los romanos. Los latinos originales eran los naturales del Lacio (Latium), una provincia de Italia al sur de Roma. Cuando Roma se hizo la ciudad-estado dominante en el Lacio, y después fundó un imperio que llegó a dominar la cuenca mediterránea, sus ciudadanos pasaron a llamarse romanos y se llamaba latinos a los que hablaban latín.
Según la oficina de Administración y Presupuesto, el latino es persona de cultura u origen cubano, mexicano, dominicano, puertorriqueño, colombiano, sudamericano, centroamericano o cualquier otra cultura u origen de raíz español independiente de la raza; los principales rasgos compartidos que caracterizan la identidad latinoamericana son: la homogeneidad cultural (predominan el idioma español y la religión católica).
Tanto en los Estados Unidos como en Europa nos encontramos con un impresionante flujo multicultural. No siempre es fácil identificar a extranjeros de ascendencia irlandesa, judía o alemana. Entre los pueblos asiáticos o árabes también nos es difícil de diferenciar. Sin embargo, pareciera más sencillo identificar quién proviene de Latinoamérica; la determinación del latino sigue siendo un asunto de apariencias.
Los latinos somos muy variados, tanto en nuestra apariencia física como en nuestra forma de ser, pero sin embargo hay ciertos detalles que nos hacen ser todos iguales. El latino tiene ciertas características que lo identifican claramente, como por ejemplo:
- ¿Cómo llamarías a ese pedazo de hielo contra el que chocó el Titanic? Para ellos es un “aisberg”. Ni se te ocurra defender que se pronuncia como se lee (“iceberg”) o estarás a punto de enfrentarte a una laaaarga discusión.
- El latino siempre tiene bastante experiencia acerca de la vida y no precisamente por ser muy ilustrados ni sabios, sino por tener la mejor escuela de vida que se pueda tener, nuestras preciadas y tan presentes telenovelas.
- ¿Cuándo has visto a un latino haciendo cola para entrar en una discoteca? Una breve conversación con el encargado de seguridad y ya están dentro disfrutando de la fiesta.
- Desde pequeños aprendimos el significado de una sonrisa. Una sonrisa abre puertas y genera actitudes positivas.
- Una característica del hogar latino es la calidez especial que puedes percibir desde que entras y eso se traslada a donde quiera que un latino va.
- Nuestra capacidad de reírnos de todo. Hacer chistes, hablar en doble sentido, poner apodos, etc.
- La expresividad es tan marcada que no podemos vivir sin besos y abrazos. Estos son parte de nuestra interacción diaria. Nos saludamos con un beso aunque no nos conozcamos bien.
- La música es parte de toda nuestra vida. En la casa, en la calle, en la escuela, en el auto, ¡dónde sea! Desde que somos niños nuestro ambiente está rodeado de canciones.
Pero también nos hemos ganado ciertos títulos, no tan positivos que digamos.
- La impuntualidad es un condenable mal latino y ante este, nos caracterizamos por encontrar una excusa válida a modo de limpiar nuestra imagen. No tenemos la valentía de reconocer muchas veces nuestros errores.
- La palabra mañana es muy característica, “si mañana, no te preocupes, mañana sí, que sí”.
- También, según datos de algunas empresas extramaritales, se ha demostrado que los latinos comienzan a buscar una aventura después de cuatro o cinco años de matrimonio.
- Los latinos viven el día a día. En América Latina la gente disfruta de la vida. Pase lo que pase. Tengan dinero o no.
Pero, lo bueno es que son más las cosas positivas las que nos destacan. Somos personas generosas y sensibles, capaces de compartir lo poco que tenemos.
Y como dirían algunos latinos, “no dejes para hoy, lo que puedas hacer mañana”.